lunes, 18 de marzo de 2013

Pedro vs Judas


Traicionar a Jesús no entra en nuestros planes como cristianos. Si lo hubiéramos conocido en vida, lo último que se nos ocurriría es traicionarle. Sin embargo, sus discípulos lo traicionaron. Y hubo dos traiciones especialmente reseñables: la de Pedro y la de Judas.

Pedro pudo haber ayudado al Maestro cuando Él más lo necesitaba; y sin embargo, lo negó. Es decir, dijo "no le conozco". ¿Hay algo peor que eso?. Pues sí: hacerlo por tres veces

Judas ya sabemos lo que hizo. Sus acciones equivalían a matar a Jesús.

Pedro y Judas le fallaron a Jesús. Pero la respuesta de ambos fue distinta:

Pedro lloró amargamente cuando escuchó el gallo cantar. Había sido acosado a preguntas y su flaqueza le hizo contestar como lo hizo. Sus lágrimas fueron de arrepentimiento y dolor. Su flaqueza y su dolor fueron casi simultáneas. El corazón enamorado reacciona así cuando falla: su arrepentimiento es súbito.

Judas, cuando recibe el aviso de Jesús de obrar lo antes posible en la Última Cena, tiene tiempo de obrar con premeditación. Busca a la guardia del Templo para ira detener a Jesús, obra a conciencia, con frialdad. La respuesta final de Judas consistirá en colgarse, en su autodestrucción.

La traición de Judas lleva a la autodestrucción del hombre, mientras que la traición de Pedro lleva al arrepentimiento y a la vida. 

No sabemos cuál ha de ser el fin último de Judas. Eso queda entre Dios y él. Sí sabemos que Pedro, aun fallándole a Cristo, hizo del resto de su vida un camino hacia la salvación, cargando con la pesada cruz de haber obrado como lo hizo.

Pedro cargó con su cruz, Judas colgó de un árbol. 

Aun sin conocer el destino final de Judas, podemos afirmar sin duda alguna que la senda dibujada por Pedro en su vida y en la Historia es incomparablemente más luminosa que la dejada por Judas. 

El camino de nuestros fallos no nos debe conducir nunca a la autoaniquilación, como con Judas. Pero si nos dejamos llevar, podemos reunir las condiciones que hicieron de Judas un premeditado traidor.

Judas y Pedro obraron con libertad; Judas, incluso podía pensar que era lo mejor para el judaismo aquella traición por lo que pudo haber un fondo de buena de intención (a nuestros ojos), Pedro simplemente era débil.

El camino que nos devuelve a Dios es el de Pedro, el del arrepentimiento y el dolor. Es decir, el de amar a Cristo según Él mismo quiere que le amemos, no según nuestros esquemas y patrones; cargando con nuestra cruz de cada día, como hizo Pedro el resto de su vida.

1 comentario:

  1. Muchas similitudes entre ambos, pero no por caminos paralelos, sino divergentes.

    Un abrazo

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